lunes, 17 de octubre de 2011

¿Qué es el bien?

Esta pregunta, tan aparentemente tonta, encierra todo aquello que nos define como personas, ya que puesto que todos buscamos nuestro bien, nuestra idea de bien viene a ser lo mismo que nuestra meta en la vida.




Pero qué es el bien, un utilitarista podría decirnos que es aquello que beneficie a la mayoría, y no suena mal, pero bajo ese precepto se justifica por ejemplo la explotación de minorías(v.gr. la esclavitud ), además esto quedaría muy influido por la cultura, por el ethos del grupo a que se refiera, lo que aquí puede ser rechazado por una abrumadora mayoría, al otro lado del globo puede ser lo más común; la pena de muerte, la política de un sólo hijo, el sistema de castas, la subordinación de la mujer, etc.. Hay muchos casos en los que si nos distanciamos de nuestra cultura, de nuestros valores, se nos ponen difíciles de valorar como bueno o malos.


En estos tiempos fruto de las migraciones que está recibiendo el primer mundo, este es un tema que habría que someter a debate, ya que se está produciendo un choque cultural, un choque de sistema de valores, si el siglo XX supuso el gran avance de la redistribución que pretendía aplanar las diferencias sociales, este debería aplanar las diferencias culturales. El peligro de valorar en exceso estas diferencias es la trampa del relativismo la cual puede derivar en una permisividad absoluta.

Cómo compaginar el respeto a la interculturalidad y el no caer en el relativismo absoluto, esta tarea no es nada fácil. Hasta ahora sólo conozco dos propuestas "fuertes" una la de Kant, con su imperativo categórico y la otra la de Aristóteles, que posteriormente tomó S.Tomás de Aquino, con su "bonum est quod omnia apetum".

El primero nos es más conocido a través de la versión light de su imperativo categórico, la regla de oro de la ética,"no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti" o como dijo Kant "obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal". Esta afirmación en mi opinión, aunque en términos generales es muy apropiada, peca de abstracta, puesto que aplicada a casos particulares se complica bastante. Ya que el juicio de la persona está muy influido por sus valores, y aquello que creo que es bueno para mí, puede que no lo sea para otro.

La otra viene de Aristóteles, que dice que bueno a lo que todo tiende, la planta tienda a alimentarse, crecer y vivir, es ese el bien de la planta, para el hombre ese bien es la felicidad, por lo que el bien del hombre es la felicidad, pero ahora la pregunta es ¿qué es la felicidad?, ¿aquello que me hace bien?. Queda claro que a grandes rasgos es una buena definición, sobrevivir, alimentarse, relacionarse, es aquello a lo que tendemos como animales políticos, pero ¿y el resto?

Es un tema sobre el que queda aún mucho por debatir, y que víctimas del dogmatismo (impuesto o voluntariamente adquirido) en el que vivimos inmersos, se nos está escapando.

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