martes, 28 de febrero de 2012

Desmitificando el I Ching (yijing)

Estoy harto de ver en las librerías el I Ching en la sección de esoterismo. Junto a libros del tarot, la biblia satánica de LaVey, y demás chorradas. Podría estar ahí, sí, pero si buscásemos una acepción diferente de dicha palabra, según la RAE:

(Del gr. ἐσωτερικός).
1. adj. Oculto, reservado.
2. adj. Dicho de una cosa: Que es impenetrable o de difícil acceso para la mente.
3. adj. Se dice de la doctrina que los filósofos de la Antigüedad no comunicaban sino a corto número de sus discípulos.
4. adj. Dicho de una doctrina: Que se transmite oralmente a los iniciados.

 La segunda si me valdría puesto que es un texto de comprensión difícil, más aún cuando se desconoce la Filosofía China primitiva y en especial el taoísmo. Aunque si hiciésemos esto los libros de Kafka también irían a esa sección, puesto que la brillantez mental no esta muy à la mode en estos tiempos Pero utilizarlo como método de advinación me parece una gran aberración. 

Al margen de las numerosas leyendas que existen en torno al origen del I Ching, los únicos datos fiables, lo sitúan hacia el siglo XI a. C., cuando el rey Wen, desarrolló un sistema de ideas basado en 64 hexagramas, al que llamó I, que se traduce por lagarto y también por fácil, y que simboliza la rapidez y la facilidad en el cambio.

El I Ching no te dice el futuro, ni si quiera te dice lo que tienes que hacer, eso no lo dice ni el I Ching ni nadie, ni nada. Sólo uno debe saber lo que tiene que hacer, y el futuro lo vamos escribiendo con cada acto que realizamos, no existe ninguna divina providencia que todo lo conozca.

Que es lo que hace realmente este libro: pues bien, a través de unos textos interpretativos, sacamos respuestas a preguntas que nosotros mismo nos hacemos, es una manera de profundizar en nuestro conocimiento, si seguir una clara línea recta. Es una manera de penetrar en nuestro subconsciente para tener consciencia de nuestros verdaderos conocimientos, aquellos conocimientos que permanecen dormidos en nuestra psique. Nada de trucos, nada de precogniscencia, es filosofía, es autoconocimiento. 

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